domingo, 10 de marzo de 2013

Es nuestro, es justo, nos pertenece y no vais a quitárnoslo. (I)


   Hemos sido educados para creer que el poder de la pirámide está en la cima, y no es así. La cima de la pirámide está ahí porque la base la está sosteniendo, nosotros somos la base y estamos sosteniendo esto. Y quien está en la cima es consciente de ello, y reza porque no nos demos cuenta, tiene miedo de que descubramos que somos nosotros quien cargamos con el peso.

   Y por ello luchan a diario, se esfuerzan en dejar corrido el velo sobre unas consciencias dormidas que temen perder lo que tienen, y están ganando.  Ganan porque nos escondemos detrás del miedo, toman ventaja en una lucha que tienen perdida de antemano por la estupidez de quien, sabiendo lo que es suyo, no lo toma, la pasividad de saberse superiores en número y aun así seguir temiendo.

   Pero ellos, los que están allá arriba, son plenamente conscientes de que son unos pocos, y que dependen de la base de la pirámide,  y ya lo tienen todo, pero buscan más, sabedores de que si levantan la presión, su negocio se derrumba. Si sabes que el peso del edificio está soportado por los cimientos, y sabes que esos cimientos pueden fallar, te esfuerzas en reforzarlos, en asegurarte de que no fallen. Y eso están haciendo, a través de mentiras y de falsedades, especulando con nuestro miedo a perder nuestro trabajo, nuestras casas, jugando con las cartas del egoísmo y el conformismo que en los últimos tiempos, o quizá siempre, ha caracterizado a gran parte de la raza humana.

   Y lo llamo egoísmo, porque miles de personas, ya no tienen miedo a perder su casa ni su trabajo, porque ya lo han hecho, ya les han echado a la calle los bancos a los que nuestro gobierno rescata con nuestro dinero. Y el siguiente paso que darán será privarles de sanidad o educación por no poder pagarla. Y seguimos parados, sentados en el sofá, leyendo en los periódicos o viendo en los informativos como cada día se desahucia a familias enteras de sus casas, incapaces de pagar los intereses abusivos de una hipoteca después de haber perdido su trabajo, sin darnos cuenta de que sin nuestro consentimiento la conformidad no podrá sobrevivir.

Hr.

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